NO VA DE COMER RARO, VA DE PETARLO :)

Hace 7 años que dejé de tomar leche, 4 que cambié mi alimentación radicalmente, 3 que abrí mi blog y 1 que me dedico solamente a cocinar el cambio y ayudarte a que tú también lo cocines.

Cuando abrí el blog (me acuerdo como si fuera ayer) la intención era tener mis recetas ordenadas, poder compartirlas con mi familia y, en el caso de que a alguien le interesara, poder ofrecer alternativas a las personas que estaban pasando por lo mismo que yo y tardé tiempo en darme cuenta de que mi proyecto personal estaba ayudando a otras personas a cambiar su alimentación y que ese cambio, como me estaba ocurriendo a mí, estaba mejorando tooooda su vida.

Nunca pensé que cocinar mi cambio acabaría convirtiéndose en un motor para tanta gente ni que, en lo que ahora me parece muy poco tiempo, seríamos tantos cocinando el cambio juntos, chivándonos trucos y pasándonos herramientas en forma de recetas. Veo como como, desde la cocina, cambiamos también la vida de los que tenemos alrededor y no puedo evitar emcionarme con las historias que me contáis sobre familiares y amigos animándose a comenzar a cambiar cocinando (o comiendo con muchas ganas lo que cocináis). Si es que a veces se me saltan las lágrimas con vestros mensajes.

Esto no va de «alternativas raras» a la cocina normal. Esto va sentirse bien con uno mismo y ofrecerse y ofrecer a los que quieres lo mejor, empezando desde el plato, va de ser consciente del entorno y del propio cuerpo y escuchar y escucharse pero también va de petarlo en las fiestas llevando un pastel del que todos te piden la receta.

Por eso seguimos y seguiremos eligiendo lo que comemos, leyendo etiquetas y procedencias de lo que vamos a poner sobre la mesa, aprendiendo y aportando a nuevo recetario que ya no solo habla de cantidades, medidas y tiempos de cocción sino que tiene en cuenta cómo responderá nuestro cuerpo a lo que estamos a punto de preparar.

Cuando yo empecé a cocinar el cambio estaba súper perdida y muy limitada en la cocina y,sobre todo, deseaba que pasaran los meses para poder comer otra vez la comida que (eso creía) me hacía más feliz. Ahora no cambiaría este cambio por nada del mundo por tres razones: Sabor, salud y felicidad.

Comer para ser feliz parece una locura pero funciona.

Gracias por seguir ahí, por acabar de llegar o por haber vuelto a este Cocinando el Cambio que sigue creciendo y mejorando. Por mi parte, seguiré trabajando para ayudarte a conseguirlo y para hacerlo rico, accesible, divertido, sexy, fácil y saludable.